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Lanzamiento del libro "Muerte Natural" de Damsi Figueroa

Actualizado: 24 oct 2022

El día 11 de diciembre de 2021, Damsi Figueroa, poeta, profesora y co-directora de Amukan Editorial presentó su nuevo libro en el Encuentro internacional de escritores y Feria del Libro, organizados por la Corporación Artistas del Acero de Concepción. El evento contó con la presentación del libro a cargo de Noelia Figueroa Burdiles, también co-directora de Amukan Editorial. A continuación publicamos también el enlace a la lectura poética de Damsi Figueroa realizada durante el evento y reproducimos la presentación del libro.


Enlace Lectura Damsi Figueroa





Presentación Muerte Natural


"A continuación voy a presentar una cronología del trabajo poético de Damsi Figueroa que hice a partir de diversas referencias para que ustedes puedan conocer parte su trayectoria.

La poeta Damsi Figueroa nace Talcahuano el año 1976. En 1993 es invitada al Encuentro Nacional de Escritores en el Bío-Bío. En 1994 ingresa a la carrera de Pedagogía en Español de la Universidad de Concepción, donde participó en el primer y segundo Encuentro de Poetas Universitarios, organizados por la Federación de estudiantes. Su poesía figuró inicialmente en antologías de ganadores de diversos concursos regionales.

En 1995 publica su primer poemario, Judith y Eleofonte con la editorial Letra Nueva. Algunos poemas de ese libro forman parte de la Antología de poesía chilena para el siglo XXI. 25 poetas, 25 años, publicada en 1996 por la DIBAM, editada por Floridor Pérez, Mario Salazar y Thomas Harris.

Entre los años 1996 y 1997 realiza dos acciones de arte que continúan reverberando: Las estatuas vendadas, en la que organizó a estudiantes y amistades de la universidad de Concepción para vendar todas las estatuas clásicas del campus, acción realizada al calor de las movilizaciones estudiantiles de la época. Y la segunda “poema sobre los bellos durmientes”, donde escribió durante más de dos meses un poema sobre los durmientes de madera de la vía ferroviaria en la ciudad de Hualqui. Recientemente, parte del archivo de esta obra fue expuesto en la Pinacoteca de la Universidad de Concepción en el verano del año 2020.

Siguiendo con la cronología, en el año 2001 forma parte de la antología “Informe para extranjeros. Antología de poesía chilena contemporánea”, publicada en España y prologada por María Nieves Alonso. En el año 2002, el poeta Gonzalo Rojas publica la antología bilingüe Latitudes extremas. 12 poetas chilenas y noruegas. La académica Marta Contreras publica una entrevista y algunos de sus poemas en la Revista Trilce n°8 (2002). Allí señala “Los halagos más importantes que ha recibido Damsi Figueroa vienen de sus pares. El propio Gonzalo Rojas la incluyó en una antología recién publicada en Madrid, donde Damsi comparte espacio con Gabriela Mistral”.

En el año 2002, le es otorgada la beca de creación del Consejo Nacional del Libro, la que le permitió trabajar en su segundo libro Cartografía del éter, publicado por Ediciones del Temple el año 2003.

En el año 2004, Raúl Zurita la incluye en la Antología Cantares. Nuevas voces de la poesía chilena, donde comparte espacio con más de 40 poetas jóvenes de los más variados registros.


Andrés Gallardo, investigador y filólogo, en un artículo académico publicado el año 2005 se refiere a su poesía:

“Ella no sólo desafía, con el lenguaje, una tradición cultural y literaria no siempre apropiada a su concepción del trabajo poético, sino que debe enfrentarla además como mujer, todo lo cual ya supone una carga difícil de sobrellevar (…) el ejercicio poético (de Damsi Figueroa) es un recorrido de lucidez, pero una lucidez que quiere aunar, y precisamente en el lenguaje, el goce elemental, la capacidad de entender y una cierta forma de trascendencia, que sin estar ligada a la experiencia religiosa es en todo caso dotadora de sentido (…) el poeta (dice Gallardo refiriéndose a Damsi) debe incluso olvidarse de sí mismo; en su condición de investigador e intérprete del sentido más hondo de las cosas, su individualidad no tiene cabida en el poema. Desde este punto de vista, la poética de Damsi Figueroa es lo más ajeno a la concepción romántica tradicional”.


En el año 2009 recibe el premio municipal de arte de la ciudad de Talcahuano, como reconocimiento a su trayectoria artística y cultural.

En el año 2010 participa en la creación y publicación del libro Memoria poética, reescrituras de la Araucana, que incluye una antología de poetas mapuche y no mapuche, compilada por Luz Ángela Martínez y Jaime Huenún.

El 2011 publica Gen, con la editorial Amukan, que formalizará junto a Noelia Figueroa en el año 2013. Con Amukan Editorial, dirige la creación de las publicaciones Cuaderno de Viaje de la Bahía de La Concepción (2013), el libro intercultural de creación colectiva Likanray Mapuche (2013), el libro de poesías, cuentos y entrevistas Archipiélago Juan Fernández. Visiones creativas desde la Escuela Robinson Crusoe (2015) y la Revista Chiguayantu (publicada el año 2016 y el año 2018).

El año 2016, también con Amukan Editorial, publica junto a las poetas Alejandra Ziebrecht, Camila Varas, Cecilia Rubio, María Teresa “Uca” Torres, Nelly González y Noelia Figueroa, el libro Viento Sur. Poesía en territorios compartidos.

Ediciones de Nébula reedita Judith y Eleofonte el año 2015, esta vez en una edición ilustrada por la diseñadora y artista Valeria Hernández.

En el año 2016 obtiene con máxima nota el Doctorado en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Concepción con la tesis Poéticas mapuche. Lecturas interculturales de la poesía mapuche contemporánea.

En el año 2019, Revista Mocha publica un número especial en Mocha de Colección, dedicado a la poesía de Damsi Figueroa, bellamente ilustrado por Constanza Green.

Como decía Marta Contreras en el año 2002, en la actualidad sus pares continúan refiriéndose a ella. Verónica Zondek, en un artículo del periódico electrónico Desconcierto de junio de 2020, recomienda la publicación especial de la Revista Mocha, como una lectura en tiempos de pandemia, refiriéndose a la publicación como:

“(…) una rareza bellísima en forma y contenido y además ilustrada por Constanza Green. Hablo de este libro, porque me parece que deletrea con sencillez máxima cosas profundísimas. Observa, anota, investiga, sigue las huellas y trazos del mundo externo e interno; busca y construye identidad más allá de los lugares comunes, de las canchas rayadas y de las voces en cuello de las pertenencias varias. Creo que para cada lector será un vaso de agua prístina y deleitosa a saborear lentamente. Hay un cierto embrujo que nos atrapa la sensibilidad y la conciencia mientras leemos y me parece que en tiempos de alzamientos y pandemia da para encontrar un espejo de sentido desde donde mirar. Esa lectura-mirada-experiencia nos entregará por cierto herramientas para proponer salidas y nos fortalecerá el cuerpo para enfrentarlas con honestidad”.

La poeta Rosabetty Muñoz, en una reciente entrevista en el periódico electrónico Interferencia se refiere a su potencia como creadora, gestora y editora, junto a otras poetas como Gladys González, Alejandra Costamagna entre otras.

En su trayectoria poética, ha sido traducida a diversos idiomas, sus poemas han formado parte de las más variadas antologías y revistas poéticas en Chile y en el extranjero. Durante los años de pandemia, algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés y al francés, formando parte de publicaciones en Francia, Inglaterra y Estados Unidos.

Podemos decir que Damsi Figueroa ha pasado a literalmente a la historia, a través del reciente libro del historiador Julio Pinto publicado en 2019, que incluye el capítulo “Reescrituras de la memoria en la poesía” de Naín Nómez, donde a pie de página señala que el libro Judith y Eleofonte es uno de los mejores libros publicados en el periodo.



Luego de esta breve y reducida cronología (sé que faltan antologías, decenas de encuentros, comentarios y referencias críticas a su obra), que al menos nos dan una idea del trabajo sostenido de Damsi Figueroa, quiero tomarme la libertad de presentarles su libro Muerte Natural, desde una óptica más personal, citando en forma libre algunos versos de este nuevo libro.

Como verán a continuación, hablo desde la experiencia, desde mi punto de vista y desde la indisciplina. Yo soy una intelectual indisciplinada y feminista. Pero no cualquier feminista, sino aquella que, como dice la maestra María Galindo, se insubordina ante el poder y la autoridad. Consciente de que hay que transformarlo todo, porque todo está cruzado por el orden patriarcal, reivindicamos la experiencia como el lugar desde donde comenzamos esa transformación. La palabra, la experiencia de la palabra y su reberverancia en el cuerpo, la memoria y el territorio, es parte del trabajo de Damsi Figueroa.

Hace más de 17 años que comparto con Damsi Figueroa la creación y la vida, viajando-mundos; término acuñado por la filósofa María Lugones para nombrar a la praxis de comprender y experimentar distintos mundos de sentido. Y no pocas veces nos ha tocado el mundo ajeno, juicioso y déspota. Ese mundo que cada cierto tiempo nos pincha y nos hace salir algún sarpullido, alguna alergia, porque no acepta la diferencia, porque insiste en jerarquizar, clasificar y disciplinar. Como peregrinas “entre una tierra y otra tierra”, “entre un corazón humano y el corazón del mar”, siempre hemos podido vivenciar nuevos y mejores mundos.

Damsi Figueroa, desde muy pequeña y generosamente, ofrendó la poesía para sobrellevar ese mundo pinchudo. Persona fundamental su madre, que le leía de noche el romance de la niña negra; su madre que “con la gracia de su corazón diferente”, le presentó a Alejandra Ziebrecht para que conociera poetas y se mezclara en el mundo de las palabras y su multiplicidad. Talcahuano acogió sus pasos de niña visitando los talleres de artistas visuales y poetas que se encumbraban cerca del cielo y con vista a la mar… en el centro de su visión: la isla Quiriquina. Talcahuano fue el puerto desde el que pensó una genealogía, sabiendo que ni el juicio ni la costumbre podrían designar los verdaderos viajes en los que anduvieron sus ancestras, ni su misión custodia de tesoros escritos con sal.

Escribo estas palabras en el valle cuna, Queipúe. Este valle cuna es uno de los mundos compartidos con Damsi, la gran poeta enlazadora que vio en estas tierras el sentido de la conservación y la coexistencia con la naturaleza. Conocimiento que revive desde sus experiencias infantes Curapaliwe, durante los paseos familiares, o en sus recorridos por el Wallmapu, en Cauñicú, Temuko o Pellaifa, aprendiendo cantos y conjuros mapuche.

Vivencia profunda de un mundo propio fuera de las relaciones de poder, un mundo donde por arte de magia es posible acabar con el mal augurio; porque nada ha de llevarse de ese mundo-tierra; solo el asombro, máxima creatividad, lejos de la especulación y la economía patriarcal.

Artista generosa y escuchadora atenta, desde muy joven supo compartir con sus pares, recorriendo el sur de Chile en lecturas poéticas, intercambiando saberes y poemas en largas veladas, que nunca fueron suficientes para recordar la larga lista de nombres y expectativas que compartieron con su poesía. Su compromiso con la enseñanza la hizo impartir talleres de poesía también desde muy joven, saliendo siempre del aula para habitar la palabra que “levita en las mareas”, sin larismo, sino con el ojo agudo en la vida y en las contradicciones que habitamos.

Sin grandilocuencia ni financiamiento acorde, ha montado una verdadera escuela de poesía donde han compartido decenas, y me atrevería a decir cientos de personas de distintas latitudes.

A veces sus actos de generosidad han sido mal correspondidos con desamor y egoísmo, viejas prácticas de quienes solo aprendieron a dar zaparazos o de quienes se montan en privilegios para oírse a sí mismos. Allí aparece “el hombre de occidente”, a quien no compadece, porque prefiere no cruzarse en ese camino que ha trazado derecho a la destrucción de “su mundo tan pequeño, solitario y tan sencillo”.

Poeta que conoce matemáticas divinas en el ritmo y sintaxis de su poesía, en la constelación de sonidos y “fuegos silvestres”; trayectorias lejos del miedo y de la sentencia patriarcal, aunque no de sus contradicciones. Su libro Muerte natural es un viaje por esta constelación, un viaje sin retorno, a mundos irreductibles, que ni siquiera la poeta imagina. Porque “su fuego germina vida” “con los bolsillos rotos” “irrenunciable labor reinventar el mundo” “como niños que acabaran de nacer”.

Muerte Natural es un homenaje a Morna Verdugo, a Eli Godberg, a Aldeana Godlberg, madre, abuela y bisabuela, con las que comprendió “todo de la vida”, “a sus escasos 5 años”. Con este libro las libra de todos los despojos, les ofrece “la casa del angel”, “los cuadernos del silencio”, y un “poema para muchos años después”; mientras el mundo que habitaron afuera se desmorona.

Valiente poeta esta que ha escogido la poesía como su compromiso con la vida, porque mientras libera a sus ancestras, invoca “el nombre de las aguas remotas”, vadeando “los diminutos ríos que conservan el pensamiento sin voz”, denunciando la violencia colonial en el poema Canto triste por Orundellico “Solo tu ciencia pesa sobre nuestra noche extraña”, o advirtiéndonos en el poema Mehuín sobre la destrucción de la naturaleza por la industrialización y el extractivismo: “Desagua la industria papelera un licor negro sobre el cauce amable de los ríos” “Cada día Chile mata un río”.

La voz de Damsi Figueroa proviene de un pensamiento como praxis; es conocimiento y práctica de sentires que se originan en imágenes, en sonidos que atraviesan el pecho, los hombros, las piernas. Porque ese Chile de paisajes y tertulias poéticas se convierte también en un campo de concentración donde, de acuerdo al guión patriarcal, mujeres, niñes, árboles, animales y aguas, están amenazados de muerte.


Pero la muerte natural no es eso, y la poeta lo sabe. Es “silencio blanco”, es “tejido de una mortaja de silencios” y la liberación de todo guión.


Yo me siento orgullosa de compartir esta praxis con Damsi Figueroa, de ser cómplice de muchas de sus iniciativas, siempre asombrosas, inquietantes y únicas. Sus actos creativos son con todo, no hay medias tintas, ni argumentos tecnoeconómicos que se puedan imponer. Likanray Mapuche, El archipiélago Juan Fernández, la bahía de Concepción, la población Santa Rosa de Alto Hospicio, Chiguayante son algunos de los lugares donde hemos desplegado esta praxis, siempre conducidas por el vuelo creativo de la poesía, por el compromiso de una escucha atenta y un ojo agudo.

Praxis utópica que nos sorprende en un nuevo acto de generosidad con la publicación reciente del libro Poemonitos. Cuaderno lúdico de poesía, en época de pandemia, como un regalo para quienes han tenido que estar lejos de los libros y, porque no decirlo, de la ternura.

Pandemia que la hizo preparar arduamente un curso universitario de poesía, donde compartió con les estudiantes ejercicios creativos para el confinamiento, trayendo “la voz de la casa” de Rosabetty Muñoz, dialogando todas las semanas durante cuatro meses, sin ninguna deserción, con más de 40 estudiantes. Digo actos de generosidad frente al desvalor que aún tienen las artes literarias en las universidades guiadas por el desarrollo productivo y neoliberal o en las instituciones del estado que se mueven por la recaudación de impuestos.

Pero la creación no tiene nada que ver con esto, por eso nada de esto existe en las matemáticas de la poeta.


Quisiera terminar estas palabras diciendo que agradezco tenerla tan cerca, y también agradecen las plantas y las avecitas del hermoso valle del Queipúe, que han venido a cantar esta mañana en la ventana.

Somos muches quienes hemos aprendido de ella y estoy segura que seguiremos haciéndolo…

Ciertamente para mí es un honor hoy presentar su libro e invitarles a este viaje que, por ningún motivo, puede hacerse apresuradamente. Muerte natural es un cauce que refresca las más diminutas fibras de las constelaciones que habitamos, con sus zonas claras y sus zonas oscuras. Con aquello indescifrable e irreductible.

Cada verso de este gran libro tiene la potencia de viajar-mundos si la única maleta que se lleva es el asombro.


No hay relato que pueda contener la poesía de Damsi Figueroa Verdugo.

Se los aseguro.


Gracias"

Noelia Figueroa Burdiles.

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